Diosa romana que encarnaba toda la fuerza generadora de la naturaleza, Diana Cazadora, aunque su simbología se relacionaba a su eterna virginidad (por lo cual representa al signo astrológico de Virgo) era al mismo tiempo la representación femenina de la “Madre Naturaleza” guardiana y protectora de todas las formas de vida. A Diana cazadora se la representaba como una hermosa joven de figura atlética, armada de arco y flechas y siempre acompañada por perros o ciervos. Como diosa lunar y hermana de Apolo, el Sol, tenía poder sobre los movimientos cíclicos de la naturaleza.
Bajo el imperio romano se solicitaba su intervención para que la fertilidad, gestación, parto y crecimiento de animales domésticos y rebaños fuera saludable y numeroso. También se le ofrecían cachorros pues se creía que Diana recorría los bosques acompañada de una jauría de perros entrenados para la caza. Era implacable y vengativa con quienes hicieran daño o mataran innecesariamente a un animal y los cazadores pedían su permiso y protección al iniciar sus jornadas de cacería.
Decidía conservarse virgen para dedicar toda su energía al cuidado de los bosques y tierras salvajes de los que Júpiter, su padre, la había consagrado como reina y señora. Según la leyenda ningún dios u hombre, por poderoso que fuera, podía entrar en sus dominios sin su permiso, y aquellos que pasaron por alto su autoridad fueron victimas de sus certeras flechas o fueron perseguidos por sus leales perros.
Como divinidad femenina llena de gracia, belleza y fuerza las jóvenes le pedían que les otorgara esas características y las mujeres adultas le solicitaban que prolongara su juventud y lozanía.
Era una diosa rebelde, independiente y guerrera y las mujeres romanas la tomaron como un símbolo de emancipación y libertad en contra del poder masculino. La Libertad como concepto filosófico y parte fundamental de la naturaleza humana tiene mucho de la rica simbología mitológica de Diana, incluso en el arte, la literatura, la poesía y la música, la Libertad es representada como una energía femenina, llena de pureza y fuerza que se expande como la vida misma sobre nuestro planeta.
Bajo la influencia del signo Virgo, Diana nos invita a conservar toda la hermosa, valiente y naturalmente pura fuerza del alma, ese aliento divino con el que Dios bendice cada ser humano. Nos recuerda que esta Tierra, el cuerpo físico de la Gran Madre Naturaleza, nos fue entregada como herencia para cuidarla, mantenerla y hacerla crecer para que, en el momento en que nos toque partir, la entreguemos como ofrenda a todos aquellos que vienen a reemplazarnos en el sendero de la Vida.
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Ahora, un hermoso poema para tener en que pensar…
DESIDERATA (cosas deseadas) Max Ehrmann, 1.927
«Camina plácido entre el ruido y la prisa,
y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto te sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,
y escucha a los demás,
incluso al torpe e ignorante,
también ellos tienen su propia historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas,
ya que son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
te volverás vano y amargado
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera,
por humilde que sea,
ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios,
pues el mundo está lleno de engaños.
Mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe,
hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales,
la vida está llena de heroísmo.
Sé sincero contigo mismo,
en especial no finjas el afecto,
y no seas cínico en el amor,
pues en medio de todas las arideces y desengaños,
es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años,
abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja de las adversidades repentinas,
mas no te agotes con pensamientos oscuros, muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina,
sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas,
tienes derecho a existir,
y sea que te resulte claro o no,
indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de Él,
y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,
conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,
el mundo es todavía hermoso.
Sé alegre.
Esfuérzate por ser feliz».
