En algún momento del remoto pasado nuestros prehistóricos padres miraron al cielo y empezaron a observar que algunos cúmulos de estrellas se semejaban a animales, hombres o cosas.
Las fases de la luna en su recorrido celeste los intrigaba, los eclipses los aterrorizaban al creer que el sol y la luna se devoraban mutuamente y… lo más importante, comenzaron a relacionar el movimiento de planetas y estrellas con los hechos de la vida diaria, con los ciclos de la naturaleza, las estaciones, las lluvias, las inundaciones, las cosechas… La conexión astral.
A la par que el hombre empezaba a formar comunidades organizadas también quería saber más acerca de su situación en el universo.
Es así como se crean los calendarios para medir el paso del tiempo, se construyen observatorios y se levantan pirámides como instrumentos para conectarse con el infinito.
Desde el origen de nuestra especie, el ser humano fue formando un relato donde le daba personalidad a los fenómenos del cielo, a los puntos brillantes que veía reflejados en la gran pantalla celeste, de allí surgieron los mitos: Dioses, héroes, monstruos y seres fantásticos. De allí surgió la mitología de diferentes pueblos y culturas.
Vamos a conocer un poco acerca de uno de los dioses mitológicos que toma en cuenta la Astrología occidental, que es la que conocemos en este lado del mundo.
En la mitología griega, Apolo era el dios de la luz, el Sol, la música y la profecía. También se lo asociaba con la curación y la medicina. A menudo se lo representaba con un arco y flechas, lo que simbolizaba su capacidad para causar tanto enfermedad como cura. Además, Apolo estaba estrechamente relacionado con la astrología debido a que se lo consideraba el dios del Sol, que es uno de los cuerpos celestes más importantes que influye en la vida humana.
En la astrología moderna, el Sol es uno de los planetas personales, lo que significa que se cree que incide en la personalidad y el comportamiento de una persona. Apolo también se asociaba con la claridad de la mente y la razón, lo cual es un componente clave de la astrología.
En general, la relación entre Apolo y la astrología es importante porque muestra cómo la cultura y las creencias antiguas están conectadas con la forma en que entendemos el mundo hoy en día. Además, la mitología griega es rica en simbolismo y metáfora, lo que puede ayudarnos a entender cómo se relaciona con nuestra vida diaria.
De hecho en la antigua mitología griega Apolo estaba considerado como una de las más importantes deidades.
Los griegos creían que Apolo era el dios que controlaba el moviente de estrellas y planetas. El también era responsable de su posición en el cielo y de los efectos que producían en el destino de los humanos. Algunos antiguos astrólogos invocaban su nombre y pedían su guía cuando hacían horóscopos e interpretaban el mensaje de los cielos.
Adicionalmente Apolo estaba asociado a la profecía, griegos y romanos acudían al oráculo de Delfos, el más importante santuario dedicado al dios Sol, donde sacerdotisas en trance daban el mensaje del dios a los hombres.
Luego Apolo empezó a ser asociado con el signo de Leo por la similitud de la melena del felino con un sol radiante.
El Sol, como representación de Apolo, es el foco, el centro vital, la conciencia que brilla en cada signo. Por eso es que cuando nacemos en una determinada fecha decimos que pertenecemos a tal o cual signo del zodiaco, debido que el Sol estaba transitando esa constelación cuando nuestra madre nos dio a luz.
Cada signo nos reviste de características propias y dentro de cada uno de nosotros esta un centro gravitatorio de poder y luz (nuestro Yo superior) al que podemos recurrir en busca de guía y orientación por medio de la meditación y el silencio. Es nuestro oráculo particular, el Sol en nosotros y siempre esta ahí para respondernos.
La Astrología ha estado presente en toda nuestra existencia como seres humanos, en el nombre de los meses y los días. Ha sido denigrada y vista como práctica supersticiosa por algunas religiones y medios científicos y vista con curiosidad e interés por muchas personas. Los horóscopos pululan en la mayoría de los medios impresos y audiovisuales alrededor del mundo.
Indudablemente somos curiosos por naturaleza. La Astrología nos conduce al conocimiento de nuestro potencial y de nuestras limitaciones, de los grandes y pequeños ciclos de nuestra vida. Nos ayuda a comprender que el futuro que deseamos se basa en la responsabilidad de como actuamos en el presente.
No es religión, no es brujería, tampoco es ciencia, es un ejercicio, un viaje al espacio interior, expande nuestra mente y nos acerca al infinito.
Observando el cielo y las posiciones planetarias podemos pronosticar el proceso vital de un individuo, esto no es fatalismo, es simplemente el reconocimiento de que somos parte de un todo donde también podemos transformar nuestro destino y lograr la felicidad.
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