1.- El Holandés Errante ( Flying Dutchman): Un Barco Condenado a Navegar para Siempre
En las leyendas marítimas de los barcos fantasmas, pocas historias son tan escalofriantes y cautivadoras como la del Holandés Errante, un barco condenado a navegar por los océanos del mundo por toda la eternidad.
El Origen del Mito:
Las versiones sobre el origen del Holandés Errante varían, pero la más conocida se remonta al siglo XVII y tiene como protagonista al capitán Willem van der Decken, un hombre rudo y blasfemo que navegaba por los mares del Cabo de Buena Esperanza.
En una noche tempestuosa, van der Decken se enfureció ante la furia del mar y juró desafiar a Dios mismo, diciendo: «¡Al diablo el infierno! ¡Navegaré hasta el fin del mundo, aunque me lleve toda la eternidad!».
La Maldición:
Las palabras de van der Decken no fueron tomadas a la ligera. El diablo, que se encontraba presente, aceptó el reto y condenó al capitán y a su tripulación a navegar eternamente por los mares, enfrentando tormentas eternas y sin poder tocar tierra jamás.
Un Barco Espectral:
Desde entonces, el Holandés Errante se ha convertido en uno de los barcos fantasmas que navegan en el mar, una aparición espectral que se dice que trae mala suerte a quienes lo avistan. Su presencia se anuncia por una luz fantasmal que emana del barco, y su llegada suele ir acompañada de tormentas violentas.
Encuentros con el Holandés Errante:
A lo largo de los siglos, numerosos marineros han afirmado haber visto al Holandés Errante. Algunos relatos cuentan que la tripulación fantasmal parece estar realizando sus tareas habituales, mientras que otros narran encuentros más aterradores, como la aparición de figuras espectrales en la cubierta o la emisión de gritos de agonía desde el barco.
Un Símbolo de Advertencia:
El Holandés Errante se ha convertido en un símbolo de advertencia para los marineros, un recordatorio de los peligros del mar y de la importancia de respetar sus fuerzas. Su historia nos recuerda que la naturaleza no debe ser desafiada, y que la arrogancia y la blasfemia pueden tener consecuencias terribles.
Más Allá de la Leyenda:
Algunos creen que la historia del Holandés Errante es solo una leyenda, un cuento de advertencia para los marineros. Sin embargo, hay quienes afirman que la historia tiene un origen real, y que el barco fantasma ha sido visto en numerosas ocasiones a lo largo de la historia.
Sea verdad o ficción, el mito del Holandés Errante continúa fascinando e intrigando a personas de todo el mundo. Su historia es un recordatorio del poder del mar, de los misterios que aún guarda, de los límites del conocimiento humano y de que los barcos fantasmas…si existen.
2.- El Fausto: Un misterio que envuelve al Atlántico
Un barco que desaparece y reaparece, un cadáver en alta mar y un enigma sin resolver.
En las Islas Canarias, en 1968, el pesquero «Fausto» zarpó de La Palma rumbo a El Hierro con cuatro tripulantes a bordo. Un viaje rutinario que se convirtió en una pesadilla. El barco nunca llegó a su destino y su rastro se esfumó en las aguas del Atlántico, dando inicio a un misterio que perdura hasta el día de hoy y convirtiendo al Fausto en uno de los barcos fantasmas más populares.
Un viaje Sin Retorno
El «Fausto» era un barco robusto, capaz de navegar a siete nudos de velocidad. Su tripulación estaba compuesta por experimentados marineros: los hermanos Ramón y Heriberto Concepción, Miguel Acosta y Julio García Pino. Su misión era transportar plantones de platanera a El Hierro, una tarea sencilla que debía completarse en un solo día.
Sin embargo, el 21 de julio, cuando el «Fausto» debía regresar a La Palma, no se tenía noticias de él. La calma del mar y la ausencia de niebla descartaban un naufragio por causas naturales. La angustia se apoderó de las familias de los tripulantes y las autoridades desplegaron un amplio operativo de búsqueda.
Los Protagonistas
Eliberto Concepción Hernández, de 42 años de edad, oriundo de Tazacorte, era el motorista del barco
Ramón Concepción Hernández, de 47 años, patrón del barco motopesquero Fausto, esposo y padre de 6 hijos en el momento de la desaparición.
Julio García Pino, de 27 años de edad en el momento de la tragedia y mecánico de profesión, casado y con dos hijos, fue el único pasajero del Fausto, ya que no era tripulante del mismo.
Miguel Acosta Hernández, marinero del Fausto, 43 años de edad en el momento de su desaparición y primo hermano del patrón y del motorista del pesquero.
Viterbo Acosta Acosta, quién en el momento del suceso tenía 41 años de edad. Marinero a bordo del Fausto junto con sus compañeros, aunque decide quedarse en tierra en el segundo y último viaje entre Tazacorte y El Hierro.
Un Rayo de Esperanza y un Nuevo Enigma
Cinco días después, un barco inglés, el «Duquesa», avistó al «Fausto» a unos 176 kilómetros de La Palma. Para sorpresa de todos, los tripulantes estaban sanos y salvos. El barco no presentaba daños aparentes, solo un ligero desvío de su ruta original.
El alivio duró poco. Al llegar al puerto de Tazacorte, los marineros del «Fausto» rechazaron la ayuda para atracar y solicitaron únicamente combustible y provisiones. Aseguraron que regresarían por sus propios medios.
Las horas se convirtieron en días y el «Fausto» no llegó. Los barcos enviados a su encuentro no lograron localizarlo. La búsqueda se reanudó con mayor intensidad, pero no se encontró ni rastro del pesquero.
El Barco Fantasma y un Macabro Hallazgo
Tres meses después, cuando la esperanza de encontrar al «Fausto» se desvanecía, un buque italiano, el «Anna di Maio», se topó con un barco fantasma a la deriva en el Trópico de Cáncer. Su matrícula coincidía parcialmente con la del «Fausto».
En el interior del barco, encontraron un único cuerpo sin vida, en avanzado estado de descomposición, ubicado en la sala de máquinas junto a una radio. Se presumía que era el de Julio García Pino.
Los italianos acordaron remolcar el «Fausto» a Venezuela, pero dos días después, el barco desapareció nuevamente. El cabo que lo unía al «Anna di Maio» se había soltado y no pudieron localizarlo.
Unas Pistas Inconclusas y Un Misterio Sin Resolver
Las autoridades italianas encontraron una libreta con hojas arrancadas en el interior del «Fausto». Se sospechaba que pertenecía a García Pino. En la única hoja que quedaba intacta, el marinero escribía instrucciones para su esposa sobre cómo administrar sus bienes en caso de su fallecimiento, además de dos frases inconclusas y perturbadoras: «Nunca le digas a Julín (uno de sus hijos) lo que ha pasado» y «Tú sabes que Dios quiso para mí este destino».
Teorías y Especulaciones
El caso del «Fausto» se convirtió en uno más de los enigmas sin resolver sobre los barcos fantasmas. Las teorías sobre su desaparición son diversas y van desde un simple error de navegación hasta una huida hacia Venezuela o incluso un incidente entre submarinos en el contexto de la Guerra Fría.
Lo que sí es cierto es que la desaparición del «Fausto» dejó un profundo dolor en las familias de los tripulantes y marcó un capítulo oscuro en la historia marítima de Canarias. Un barco que se tragó el Atlántico, dejando solo un rastro de preguntas sin respuesta y un misterio que aún hoy sigue cautivando la imaginación de quienes tienen fascinación por los barcos fantasmas.
Un Relato Que Atrapa y Una Reflexión
El caso del «Fausto» también nos recuerda que no siempre tenemos las respuestas a los enigmas del universo y que algunos misterios están destinados a quedar sin resolver. Es una invitación a la reflexión sobre los límites del conocimiento humano y la inmensidad de los océanos que aún guardan tantos secretos.
3.- El Waratah: Un barco que se tragó el océano
Un Misterio Sin Resolver En Las Costas de Sudáfrica
En julio de 1909, el SS Waratah, un lujoso transatlántico británico, zarpó de Durban rumbo a Ciudad del Cabo con 211 personas a bordo. Jamás se volvió a saber de él. Su desaparición, envuelta en un halo de misterio, se convirtió en una de las más enigmáticas de la historia marítima sobre los barcos fantasmas.
Un barco «Inhundible» Que Se Esfumó
El Waratah era un barco de última generación, con dos hélices, calderas a carbón y una velocidad de 13 nudos. Su diseño incluía ocho compartimentos estancos que, en teoría, lo hacían inhundible. Su nombre, de origen aborigen australiano, evocaba la belleza de una flor roja.
En su segundo viaje de ida y vuelta a Australia, el Waratah había hecho escala en Durban para cargar carbón. Allí, un curioso incidente marcó el inicio de la tragedia. Un ingeniero llamado Claude Sawyer, atormentado por pesadillas recurrentes a bordo, decidió abandonar el barco sin motivo aparente.
Unas Últimas Señales y Un Silencio Sepulcral
El 26 de julio, el Waratah zarpó de Durban con su destino final en Ciudad del Cabo. Al día siguiente, se encontró con el Clan MacIntyre, otro barco que navegaba la misma ruta. Ambos intercambiaron saludos cordiales.
Esa noche, el Waratah pasó cerca del buque Guelph, que iba en dirección contraria. Se intercambiaron señales de luz, pero solo se identificaron las tres últimas letras del nombre del Waratah: T-A-H.
Esa fue la última señal recibida del barco.
Una Búsqueda Infructuosa y un Sinfín de Interrogantes
Cuando el Waratah no llegó a Ciudad del Cabo en la fecha prevista, la alarma no se disparó de inmediato. Se pensó en un retraso por la tormenta. Sin embargo, tres días después, la ausencia del barco se convirtió en una preocupante realidad.
Se desplegó un amplio operativo de búsqueda, pero no se encontró rastro del Waratah ni de sus ocupantes. Los botes salvavidas, la carga y cualquier otro indicio de su destino habían desaparecido sin dejar rastro.
Teorías y Especulaciones Que Alimentan El Misterio
La desaparición del Waratah conmocionó al mundo. ¿Cómo era posible que un barco tan grande y moderno se hubiera desvanecido en el mar sin dejar rastro? Las teorías abundaron, desde errores de navegación hasta ataques de submarinos.
Claude Sawyer, el pasajero que abandonó el barco en Durban, cobró protagonismo al relatar sus pesadillas. En ellas, un caballero medieval ensangrentado le advertía sobre el destino del Waratah.
Otro testigo clave fue C.G. Phillips, segundo oficial del Clan MacIntyre. Afirmó haber visto un velero fantasma con un aparejo anticuado cerca del lugar donde se perdió el Waratah.
En la década de 1970, un piloto sudafricano reportó haber visto la silueta del Waratah en el fondo del mar. Sin embargo, nunca se pudo verificar la información.
Olas Gigantes y Un Posible Desenlace
En los últimos años, la teoría de las olas gigantes ha ganado fuerza como posible explicación de la desaparición del Waratah. La corriente de Agulhas, que fluye por la zona donde se perdió el barco, puede generar olas anormales de hasta 20 metros de altura.
Se cree que una de estas olas gigantes podría haber impactado al Waratah, provocando el colapso de las tapas de las escotillas y la inundación de sus bodegas. La rápida entrada de agua habría hecho que el barco se hundiera sin tiempo para lanzar los botes salvavidas.
Un Misterio Que perdura En El Tiempo
A pesar de las investigaciones y las teorías, la desaparición del Waratah sigue siendo un misterio sin resolver. Una embarcación que se tragó el océano, convirtiéndolo en otro de los barcos fantasmas que dejó un enigma que aún hoy fascina e intriga.
Un Relato Que Cautiva y Una Reflexión
La historia del Waratah no solo es un misterio sin resolver, sino también un relato que atrapa por su mezcla de hechos reales y elementos paranormales.
El caso del Waratah también nos invita a reflexionar sobre los límites del conocimiento humano y la inmensidad de los océanos que aún guardan tantos secretos.
4.- El Barco Fantasma Octavius
Relato Escalofriante
De las historias de los barcos fantasmas, ésta ha intrigado a marineros y entusiastas del océano durante siglos. Se dice que el Octavius fue avistado por última vez en 1775, navegando a la deriva en aguas del Ártico con su tripulación y pasajeros muertos a bordo. Según las leyendas, el barco fue descubierto por un ballenero estadounidense llamado Herald.
Descubrimiento Macabro
Al abordar el Octavius, la tripulación de Herald encontró un escenario macabro: la cubierta del barco estaba cubierta de nieve, los cuerpos de la tripulación y los pasajeros estaban congelados en su lugar, como si la muerte los hubiera sorprendido en medio de sus quehaceres diarios. Lo más inquietante fue el descubrimiento de un capitán momificado sentado en su escritorio, con el libro de bitácora abierto y una pluma en la mano. En su camarote también estaban los cadáveres de una mujer, un niño cubierto con una manta y un marinero con una lata de yesca. Se dice que el libro de bitácora detallaba el trágico destino de Octavius.
Leyenda y Misterio
Según el relato, el barco había zarpado de Inglaterra con rumbo a China, pero su tripulación decidió intentar el paso del Noroeste para acortar la travesía. Sin embargo, quedaron atrapados en el hielo del Ártico, y la tripulación, presa del frío y la desesperación, pereció uno tras otro. Aunque muchas versiones de la historia de Octavius han surgido a lo largo de los años, el misterio que rodea a este barco fantasma perdura. Algunos afirman que el barco sigue vagando por los mares del Ártico, apareciendo esporádicamente para aterrorizar a quienes se cruzan en su camino.
Perdurando en el Folclore Marítimo
Otros sostienen que la historia del Octavius es sólo un cuento de marineros, una leyenda marina que ha perdurado a lo largo del tiempo. Independientemente de la veracidad de los relatos, el Octavius continúa siendo un símbolo de la vastedad y la incertidumbre de los océanos, una historia que cautiva la imaginación de aquellos fascinados por los misterios del mar y los barcos fantasmas.
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