El origen de la palabra «superstición»
La palabra «superstición» proviene del latín «superstitio», que a su vez deriva de «superstare», que significa «estar de pie sobre» o «permanecer». En la antigua Roma, se utilizaba para referirse a creencias o prácticas religiosas que iban más allá de lo establecido por la religión oficial.
Con el tiempo, el término adquirió un significado más negativo y se compromete con creencias irracionales o excesivas en fenómenos sobrenaturales, como la magia, los amuletos o los presagios.
¿Qué significa Superstición?
En la actualidad, la superstición se define como la creencia en la existencia de fuerzas o influencias sobrenaturales que afectan la vida cotidiana y que no tienen una base científica o racional. Las personas supersticiosas experimentan niveles elevados de estrés ya que se alimentan de la incertidumbre que les produce el hecho que pudiera ocurrir causándoles algún daño o beneficio, según sea el caso.
Es importante destacar que la superstición puede variar según la cultura y las creencias individuales, y lo que puede considerarse superstición en una sociedad puede ser una práctica religiosa legítima en otra.
Antecedentes de la superstición
Las supersticiones han existido desde la antigüedad y se pueden rastrear en la historia de muchas culturas. Se originaron como una forma en que las personas explicaban eventos y fenómenos que no entendían desde una perspectiva científica.
Algunos antecedentes históricos de las supersticiones son:
- En la Antigüedad clásica, se creía en dioses y espíritus que podían influir en el destino o la suerte. Mitos y ritos relacionados con lo sobrenatural alimentaban muchas supersticiones.
- En culturas antiguas, creencias como la astrología, alimentaban supersticiones sobre el destino y la suerte.
- En la Edad Media, creencias como la brujería y la magia estaban muy extendidas, alimentando temores supersticiosos. Esto llevó a cacerías de brujas y juicios inquisitoriales.
- En épocas más recientes, aunque la fe en lo sobrenatural ha disminuido, persisten muchas supersticiones arraigadas en la tradición cultural. Algo así ocurre con el martes 13 o la mala suerte que trascienden épocas.
¿Ser supersticioso tiene consecuencias?
Aunque puede parecer inofensivo, ser supersticioso puede tener algunas consecuencias. Por ejemplo, las personas supersticiosas pueden sentir ansiedad o miedo excesivo debido a sus creencias. Esto puede afectar su calidad de vida y hacer que eviten ciertas situaciones o actividades por temor a «atraer» mala suerte.
Además, la superstición puede llevar a la pérdida de oportunidades. Las personas supersticiosas pueden evitar tomar decisiones importantes o arriesgadas porque creen que pueden tener un resultado negativo. Esto puede limitar su crecimiento personal y profesional.
Otra consecuencia es que la superstición puede fomentar la falta de responsabilidad personal. En lugar de tomar acciones concretas para lograr sus metas, las personas supersticiosas pueden depender en gran medida de rituales o amuletos para tener éxito. Esto puede llevar a la falta de motivación ya la falta de esfuerzo en la consecución de objetivos.
Es importante recordar que la suerte y el éxito se basan en nuestras acciones y decisiones, no en creencias sin fundamentos.
¿Por qué se producen las supersticiones?
Las supersticiones se producen cuando las personas buscan explicaciones o controles para cosas que no entienden o acontecimientos sobre los que sienten que no tienen control. Por ejemplo, ante acontecimientos aleatorios o inciertos del día a día, algunas personas acuden a elementos como amuletos, gestos o rituales para sentir que pueden ejercer algún tipo de influencia.
Las supersticiones suelen ser el resultado de una mezcla de factores:
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La necesidad de comprensión: Las personas buscan patrones y explicaciones para los acontecimientos, incluso cuando no existen. La superstición ofrece una explicación, aunque sea irracional.
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La ansiedad por el control: Al acudir a recursos supersticiosos, algunas personas buscan la sensación de que pueden tener algún control sobre acontecimientos impredecibles.
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La tradición cultural: Muchas supersticiones se transmiten de generación en generación, arraigándose en determinadas culturas.
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La sugestión y la coincidencia: Cuando las personas perciben que una superstición funciona, aunque sea por coincidencia, tiende a reforzarse.
Origen de las supersticiones más conocidas
El número 13
Existen varias leyendas sobre los orígenes del temor o mala reputación que rodea al número 13:
- La última cena de Jesús con sus 12 apóstoles incluyó a Judas Iscariote, el decimotercero y «traidor». Esto sugiere una asociación negativa con el 13.
- El viernes era considerado como un día desafortunado en sí mismo dado que coincide con el día de la crucifixión de Jesucristo. La combinación del día viernes con el número 13 creó una superstición aún mayor, dado que varios accidentes y desgracias históricamente han ocurrido un viernes 13.
- Entre los vikingos, Febo era el decimotercer dios, asociado al caos y la destrucción.
- En el tarot, el número 13 representa la muerte.
- El día martes al estar asociado con Marte, dios romano de la guerra, adquirió una connotación negativa y si lo asociamos al número 13, la superstición queda reforzada ya que a lo largo del tiempo se relaciona con incidentes y desgracias ocurridas en el martes 13.
Con el tiempo, a través de la tradición oral, los relatos populares y la cultura general, esta idea de que el número 13 trae mala suerte se ha afianzado y extendido hasta convertirse en una temible superstición para muchas personas incluso en la actualidad.
El gato negro
La superstición sobre los gatos negros trae mala suerte se remonta a varias creencias:
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En la antigüedad, los gatos negros eran asociados con la brujería y lo oculto. Se creía que las brujas podían transformarse en gatos negros.
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En el folclore europeo, se consideraba que los gatos negros tenían poderes mágicos y eran capaces de traer buena o mala suerte.
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Los gatos negros son menos comunes que otros colores de gato, lo que les dio un aura de rareza y misticismo que alimentó la superstición.
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Algunas desgracias ocurridas después de cruzarse con un gato negro refuerzan la creencia popular, aunque se trataba de simple coincidencia.
Romper un espejo
Romper un espejo se considera de mal agüero y trae mala suerte debido a varias creencias:
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El espejo refleja el alma. Al romperse, se perturba el alma.
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Los pedazos de cristal rotos son difíciles de juntar, simbolizando alguna experiencia o relación que nunca volverá a ser la misma.
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Históricamente, se relacionaba a los espejos con la magia y lo oculto. Romper uno se veía como una interrupción de las fuerzas mágicas.
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Tradicionalmente, el número 7 se asocia con la mala suerte tras romper un espejo. Se creía que el mal agüero duraba 7 años o hasta que se reemplazaba el espejo.
Pasar por debajo de una escalera
La superstición de pasar por debajo de una escalera se considera de mala suerte debido a varias creencias y razones históricas:
- En la antigüedad, se creía que las escaleras formaban un triángulo con la pared y el suelo, lo cual se asociaba con la Santísima Trinidad en la religión cristiana. Pasar por debajo de esta forma triangular se consideraba una falta de respeto y se creía que atraía la ira divina.
- Además, las escaleras son estructuras inestables y potencialmente peligrosas. Pasar por debajo de una escalera se consideraba una acción arriesgada y se asociaba con la posibilidad de accidentes o caídas.
- En el folclore europeo, se creía que las escaleras eran un lugar donde los espíritus malignos se escondían. Pasar por debajo de una escalera se consideró una invitación para que estos espíritus te persiguieran o te trajeran mala suerte.
Tocar madera
La superstición de tocar madera es una creencia popular que se basa en la idea de que al tocar madera se evita que sucedan cosas malas o se aleja la mala suerte. Esta superstición tiene sus orígenes en diferentes culturas y se ha transmitido a lo largo del tiempo.
La explicación detrás de esta superstición puede variar, pero hay algunas teorías comunes:
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La madera se considera un material natural y se cree que tiene propiedades protectoras o místicas. Al tocarla, se busca obtener su energía positiva y alejar cualquier influencia negativa.
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En el pasado, se creía que los espíritus malignos o demonios habitaban en los árboles. Al tocar madera, se pensaba que se ahuyentaban estos espíritus y se evitaba su influencia negativa.
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También se dice que la superstición de tocar madera se originó en el ámbito de la carpintería. Los carpinteros solían tocar la madera para comprobar su calidad y resistencia. Con el tiempo, esta acción se compromete con la buena suerte y se expande a otras situaciones.
Tirar la sal
Esta superstición tiene sus raíces en diferentes culturas y ha perdurado a lo largo del tiempo. Aquí hay algunas explicaciones interesantes:
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En la antigüedad, la sal se consideraba un elemento valioso y preciado. Derramarla se veía como un desperdicio y se creía que atraía la ira de los dioses o espíritus malignos.
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También se dice que esta superstición se originó en la época romana, cuando se creía que los demonios y espíritus malignos se encontraban a la izquierda de una persona. Al derramar sal, se creía que se atraían estos seres y se traía mala suerte.
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Además, la sal se ha asociado con la pureza y la protección en muchas culturas. Derramarla se consideró una violación de esta pureza y se creía que rompía la protección que la sal proporcionaba.
Cruzar los dedos
La superstición de cruzar los dedos tiene sus orígenes en un antiguo motivo jurídico. Según la Ley de Moisés, al emitir un veredicto (que se hacía los días jueves), los jueces debían decir «Que Dios se apiade de tu alma». Muchos jueces sintieron que no tenían la autoridad para hacerlo, ya que creían que era un asunto que correspondía a Dios. Por lo tanto, comenzaron a cruzar los dedos para imitar la Cruz de Cristo y pedir a Dios que se hiciera cargo del alma del acusado. Esta práctica se expande y se convierte en una forma de invocar la buena suerte o de evitar cumplir una promesa.
La herradura
Esta superstición tiene un origen antiguo y se remonta a diferentes leyendas y creencias populares. Según una de las leyendas, en el siglo X, alrededor de San Dustan, un herrero y sacerdote cristiano, se dice que tuvo un encuentro con el diablo. Según la historia, el diablo le pidió a Dustan que le pusiera una herradura en sus pezuñas. En lugar de hacerlo, Dustan aprovechó la oportunidad para clavar la herradura en las pezuñas del diablo, causándole un gran dolor y obligándolo a prometer que nunca entraría en una casa donde hubiera una herradura colgada. Se creía que colgar una herradura en la puerta de una casa actuaría como un amuleto protector, alejando a los espíritus malignos y atrayendo la buena fortuna.
También se creía que los extremos abiertos de la herradura podían capturar la buena suerte y mantenerla dentro de ella. Por eso, se colocaban en las puertas de las casas o se llevaban como amuletos para atraer la buena fortuna y alejar el mal.
Otra explicación se encuentra en la antigua creencia de que el hierro tenía propiedades mágicas y protectoras. Las herraduras, hechas de hierro, se consideraban especialmente poderosas y se pensaba que tenían la capacidad de alejar los espíritus malignos.
Abrir un paraguas en sitio cerrado
Una de las explicaciones a esta superstición es que los paraguas eran símbolos de protección contra la lluvia y los elementos adversos, así que al abrirlos en un espacio cerrado, se pensaba que se «encerraba» la buena suerte y se evitaba que se dispersara.
Según algunos historiadores, los primeros paraguas se crearon hace mucho tiempo en el antiguo Egipto. Estaban hechos de papiro y plumas de pavo real, y se diseñaron para parecerse a la diosa Nut. En la cultura egipcia, la sombra de un paraguas era considerada sagrada y estaba reservada para la nobleza. Por lo tanto, abrir un paraguas dentro de una casa se consideró algo contrario a su propósito natural y, en consecuencia, un insulto al Dios del Sol, Ra, según algunos historiadores.
El trébol
La creencia en la buena suerte asociada a los tréboles se origina en la antigua Irlanda, donde los celtas creían que los tréboles eran plantas sagradas. El trébol común tiene tres hojas, y en la religión celta, el número tres tenía un significado especial, ya que simbolizaba la triple divinidad y la armonía. Sin embargo, los tréboles de cuatro hojas eran raros y, por lo tanto, considerados misteriosos y afortunados.
La superstición del trébol de cuatro hojas se basa en la creencia de que cada una de las hojas representa algo importante:
- La primera hoja es la esperanza : Se cree que simboliza la esperanza de encontrar la buena suerte.
- La segunda hoja es la fe : Representa la fe en que la buena suerte llegará.
- La tercera hoja es el amor : Significa que cuando encuentras un trébol de cuatro hojas, el amor está en tu camino.
- La cuarta hoja es la suerte : Por supuesto, esta es la hoja que se considera que trae la buena suerte en sí misma.
Encontrar un trébol de cuatro hojas se considera un hallazgo afortunado y se cree que atrae la buena fortuna y la felicidad a la vida de quien lo encuentra. Por eso, la gente a menudo busca estos raros tréboles en la naturaleza o los compra como amuletos de la suerte.